No a la quema de esquilmos

 La quema de esquilmos es la práctica de incinerar los residuos agrícolas que quedan en los campos tras la cosecha, como tallos, hojas o pajas. Aunque puede parecer una solución rápida y sencilla para limpiar los terrenos, esta práctica tiene consecuencias negativas tanto para el medio ambiente como para la salud pública.


Impactos negativos:


1. Contaminación del aire: La quema libera grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y partículas finas (PM2.5 y PM10), que afectan la calidad del aire y contribuyen al cambio climático.

2. Pérdida de fertilidad del suelo: Al quemar los esquilmos, se destruyen nutrientes orgánicos y microorganismos esenciales para el suelo, reduciendo su productividad a largo plazo.

3. Riesgos para la salud: El humo puede provocar problemas respiratorios, alergias y enfermedades cardiovasculares, especialmente en comunidades cercanas.

4. Incendios descontrolados: Puede dar lugar a incendios forestales o afectar otras propiedades cercanas.

5. Pérdida de biodiversidad: La quema puede destruir hábitats de insectos, aves y otros organismos que viven en el suelo.


Alternativas sostenibles:


Incorporación al suelo: Los esquilmos pueden triturarse y mezclarse con la tierra para aumentar su contenido de materia orgánica.

Compostaje: Transformar los residuos en abono orgánico para enriquecer el suelo.

Producción de biogás: Utilizar los esquilmos en biodigestores para generar energía renovable.

Cobertura vegetal: Usar los residuos como cobertura para proteger el suelo contra la erosión y retener humedad.

Economía circular: Aprovechar los residuos para fabricar papel, bioplásticos o incluso alimento para ganado.

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